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La lavanda, lavandula officinalis o lavandula angustifolia, es una planta medicinal y aromática utilizada desde la antigüedad tanto por sus propiedades relajantes sobre el sistema nervioso como por su inconfundible aroma. El nombre de la lavanda proviene del término latín lavare que hace referencia a la costumbre ya desde la antigüedad de usa la lavanda para lavar el cuerpo y la ropa y otorgarle su aroma.

Tradicionalmente, la lavanda estaba asociada a la diosa del aire, la diosa Aine, y al mundo de los silfos y las hadas. Tradicionalmente se invocaba a estos seres para que nos aportaran inspiración, ideas nuevas y nos aclararan los pensamientos, para lograr nuestros sueños e ilusiones. También se asociaba al dios Mercurio, el dios de la comunicación. Según los antiguos Mercurio rige el lenguaje y la necesidad de comunicación del ser humano y en el plano físico rige también el sistema nervioso. Por este motivo, desde la antigüedad, la lavanda ha sido una de las plantas más utilizadas para calmar y relajar el sistema nervioso.

Como vemos, los antiguos, en ambas tradiciones, relacionaban esta planta con el elemento aire, el elemento del mundo de las ideas, los pensamientos, las ilusiones y los sueños, decían que aportaba calma a la mente, sosiego al pensamiento y ayudaba a que la persona que la tomara se sintiera más feliz y en armonía.

Hoy en día, muchos siglos después y tras la evolución de la ciencia sabemos que la lavanda contiene principios activos que actúan relajando el sistema nervioso. Es rica en linalol, linalino, alcanfor, limoneno, taninos y boreol, curaminas y saponinas. Estos principios hacen de la lavanda un remedio magnifico para tratar el nerviosismo, el estrés, la ansiedad y el desasosiego, pero no solo actúan sobre el sistema nervios, la lavanda es un gran remedio también para la piel, y para calmar los dolores.

La lavanda es un gran regenerador celular, favorece la cicatrización y la regeneración de la epidermis, por este motivo es un remedio maravilloso para tratar los eccemas, quemaduras y las erupciones, podemos diluir unas gotas del aceite esencial de lavanda en aceite vegetal y aplicarlo directamente sobre la zona afectada, o bien podemos hacer una infusión de lavanda y aplicarla con un algodón varias veces al día sobre la zona afectada. Para eccemas secos es preferible el aceite y para eccemas húmedos mejor la infusión.

Además la lavanda es una potente antiséptica y repelente de insectos. En las cálidas noches de verano podemos poner unas gotas de aceite esencial de espliego o bien un ramillete de flores de lavanda y serán el más agradable de los repelentes de mosquitos e insectos que podamos imaginar. También podemos diluir 30 gotas de aceite esencial de espliego en 30 ml de aceite vegetal y aplicarlo sobre el cuerpo para evitar que los mosquitos se acerquen a nosotros. O bien, podemos poner saquitos con flores de lavanda en los roperos y armarios que aromatizaran maravillosamente nuestra ropa y evitaran que entre polillas o cualquier otro insecto en los armarios.

La lavanda aporta bienestar y calma a nuestro sistema emocional, se hacen muchos tratamientos a nivel emocional con el aroma de lavanda. Basta imaginarnos paseando por un campo de lavanda para poder descubrir el efecto que la lavanda es capaz de causar en nosotros: paz, armonía, bienestar, felicidad,… Un gran remedio seria hacer inmersiones respiratorias tres o cuatro veces al día con el aceite esencial de lavanda, notaremos que nuestro estado de ánimo mejora y nos sentimos más serenos y felices.

La lavanda es un potente equilibrador del sistema nervioso, muy indicado para casos de ansiedad, estrés, preocupaciones, notaremos que nos calma y reconforta. Para ello podemos tomarla en infusión, pero es más potente en tintura, podemos tomas 30 gotas de tintura d lavanda al día y notaremos en 10, 15 días como nuestro estrés y ansiedad mejoran y nos sentimos más serenos y calmados. Puede ser muy útil en casos de insomnio por inquietudes, y nerviosismo.

La lavanda, o espliego, son ricos en alcanfor, esta molécula le otorga a la planta propiedades calmantes y antiinflamatorias, podemos elaborar bálsamos o ungüentos para los dolores con espliego, podemos poner en una botella de 30 ml aceite vegetal y 50 gotas de espliego macho (variedad de aceite esencial más potente en alcanfor) y si queremos 50 más de gaulteria y tendremos un aceite maravillosos para calmar los dolores, musculares, óseos y articulares.

Uno de los rasgos que más destaca de la lavanda es su aroma, un aroma inconfundible que hace que el perfume de lavanda esté presente constantemente en ambientadores, geles, champús, sales de bañó, etc… Nada más fácil, podemos elaborar nuestra propia cosmética: para ambientar armarios o cajones podemos hacer saquitos de tela y rellenarlos con flores de lavanda. Podemos hacernos jabones de glicerina o sosa con aceite esencial de lavanda.  Para hacernos un perfume, podemos usar directamente dos gotitas de aceite esencial de lavanda tras las orejas y en el cuello o bien podemos diluir 10 gotas de aceite esencial de lavanda en 50 ml de agua y rociarnos todos los días con esta agua de colonia natural. Para hacer unas sales de baño, basta con añadir aceite esencial de lavanda a sal gorda y si queremos podemos añadirle unas gotas de tinte morado natural y así serán perfectas. Para el body milk, el gel o el champú, basta con añadir gotas de aceite esencial a una crema base o a un champú o gel neutros, saldremos del baño perfectamente perfumador y relajados.

La lavanda resulta muy útil también para molestias digestivas, especialmente aquellas causadas o agravadas por los nervios, podemos combinar la lavanda con manzanilla o una mezcla digestiva y nos ayudará a calmas los espasmos y retortijones digestivos. También puede ser un gran aliado para las jaquecas o cualquier otro trastorno ocasionado por el sistema nervioso. En los casos de asma ayuda a que el espasmo bronquial ceda y se relaje.

Rosana Ferre