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anemiaLa anemia infantil, es una enfermedad muy frecuente en niños poco comedores o con alteraciones en su aparato digestivo que dificultan la asimilación de los nutrientes que ingerimos en la dieta. Para prevenir la anemia es primordial llevar una dieta rica y variada en la que nos aseguremos la ingesta de todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del niño.

Existen dos tipos de anemia básicos, la anemia macrocítica y la anemia microcítica o ferropenia. En la primera el número de glóbulos rojos está por debajo de la normalidad, en este tipo de anemia, tenemos menos glóbulos rojos (en las analíticas menos hematíes de 4 millones), esto puede ser debido a una falta de vitaminas B9 y B12, vitaminas que necesita la médula ósea para formar los glóbulos rojos.

En el segundo caso, en la anemia ferropenia, será la hemoglobina y la ferritina los valores que estén por debajo de la normalidad en una analítica (menos de 12mg/dl de hemoglobina y menos de 12mg/dl de ferritina). En estos casos una de las causas más habituales será la falta de hierro en la alimentación. Recordemos en este punto que para la correcta asimilación del hierro es necesario que también estén presentes el Cobre, el Zinc y la vitamina C.

La anemia suele presentar en el niño palidez en el tono de la piel,  cansancio y  falta de energía. Es posible que  además tenga la boca o la lengua de un tono blanquecino.

Las últimas investigaciones han revelado la estrecha relación existente entre las cifras de hemoglobina y el funcionamiento del cerebro de los niños.

El hierro es necesario para que se den las conexiones neuronales, así como para el funcionamiento de los neurotransmisores (sustancias químicas que se encuentran en el cerebro y que permiten la transmisión de la información y actividad eléctrica).

En el caso de los niños que padecen anemia, esta alteración o deficiencia provoca bajo rendimiento intelectual, disminución en su desempeño cognitivo, dificultades del aprendizaje,  y, en consecuencia, fracaso escolar.

Por otra parte, los niños que tienen anemia se muestran menos afectuosos, menos adaptados al medio y presentan más trastornos de conducta.

En el caso de que la anemia sea leve o moderada, el niño puede presentar síntomas como cansancio, palidez en la piel, en la parte interna de los párpados y en la «raíz» de las uñas, falta de apetito, decaimiento, sensación de frío, debilidad muscular, falta de energía y somnolencia.

En los casos más severos de anemia, se puede observar una mayor irritabilidad en el comportamiento del niño, un aumento de su frecuencia cardíaca, y una pérdida total de apetito. Aparte de eso, también se podrá observar un retardo en su crecimiento y en su desarrollo psicomotor, y así como la repetición de infecciones. En caso de observar algunos de esos síntomas en el niño, sin una causa aparente, es recomendable llevarlo a un especialista. Sólo un profesional adecuado podrá evaluar y diagnosticar cada caso en particular, y pedir, si es necesario, un análisis de sangre para ver el nivel de hemoglobina en la sangre del niño.

La causa más frecuente de la anemia suele ser como hemos dicho una dieta incorrecta, pero hay que descartar también que la anemia sea secundaria a por otra patología.

Causas de la anemia en los niños:

La anemia puede estar causada por distintos motivos:

1. La deficiencia de hierro es la principal causa de la anemia infantil. Una alimentación pobre en alimentos ricos en hierro puede ser la causa.

2. Las alergias alimentarias. Determinadas hipersensibilidades alimentarias como la alergia a la lactosa, al gluten o a cualquier otro alimento pueden producir inflamaciones en la mucosa del intestino delgado que dificulten la absorción de los nutrientes que nos entran por la alimentación.
3. Una exposición diaria a la contaminación ambiental que producen las fábricas de tintes, pinturas, baterías y talleres de metal. Esas situaciones pueden llevar a una intoxicación progresiva de plomo del organismo y ocasionar una anemia severa.

4. Algunas infecciones intestinales y enterocolitis producen inflamación en la mucosa intestinal evitando la absorción de los nutrientes que se expulsan mediante los procesos de diarreas.

5. La deficiencia en vitamina B12.

6. Algunos antibióticos pueden producir anemia cuando se usan por largos periodos de tiempo.

7. La competencia por la asimilación. El hierro es un mineral pesado, al igual que el calcio, si realizamos tomas de alimentos copiosas o donde la ingesta de nutrientes sea excesiva, el proceso digestivo se dificulta y los minerales más pesados competirán por la absorción intestinal, en cuyo caso, uno de los dos suele no absorberse correctamente. Es por este motivo por lo que recomendamos hacer varias tomas al día pero cada una de ellas muy sencilla, sin grandes cantidades ni mezclas de alimentos demasiado complejas, sobretodo intentaremos no mezclar alimentos muy ricos en Calcio con alimentos muy ricos en Hierro.

 

Génesis Gutiérrez