Seleccionar página

la fruta

Cuanta gente dice no poder pasar sin chocolate o un poco de dulce. Muchas veces nuestro organismo nos pide dulce, una veces por hábito, otras por necesidad. En cualquier caso, nos es muy difícil eliminar ese pequeño capricho de nuestras dietas, y en determinados casos no es recomendable hacerlo.

Si estamos acostumbrados por ejemplo a merendar dulce todos los días, tenemos a nuestro organismo acostumbrado a que todos los días a la misma hora recibe un pico de glucosa (una subida de azúcar en sangre). Por ello, tenemos también acostumbrado a nuestro páncreas todos los días a la misma hora a segregar gran cantidad de insulina (la hormona que baja el azúcar en sangre). Si un día no merendamos, puede ocurrir que nuestro páncreas libere la insulina como siempre y nos provoque un bajón de azúcar, sentiremos pues mucha hambre, incluso ansiedad y mal humor y puede que hasta mareo, con lo cual la persona dice “Ves como necesito el azúcar”.

No podemos eliminar el azúcar de manera brusca, especialmente cuando es un hábito que llevamos durante mucho tiempo, para eliminar el azúcar deberemos de reeducar a nuestro organismo. Así pues, lo mejor es empezar por cambiar el azúcar refinado o la bollería por frutas desecadas que son también muy dulces, y aportan glucosa pero de la fruta, no del azúcar refinado o la bollería que no son nada sanos para nosotros. Poco a poco cambiaremos la bollería o el dulce de chocolate por orejones (que además son muy buenos en hierro), pasas (muy buenos antioxidante) o dátiles (aportan gran cantidad de nutrientes). Cuando ya estemos acostumbrados a este cambio, podemos quedarnos con él, pues hemos cambiado un antinutriente (tóxico para nuestro organismo) por un nutriente de alta calidad como son las frutas desecadas. Pero si queremos perder peso, podemos avanzar un paso más y cambiar las frutas desecadas por frutas muy dulces como el plátano o la uva, y finalmente cambiaremos estas frutas por otras que aporten algo menos de azúcar.

¿Qué nos aporta la fruta?

Las frutas nos aportan esa pequeña cantidad de azúcar que nuestro organismo necesita pero en forma de fructosa, con lo cual la asimilación a nivel intestinal es menor y el pico de insulina no es tan alto como el del azúcar refinado. Además, las frutas son una fuente importantísima de vitaminas y antioxidantes, nos aportan vitalidad y fuerza, y el azúcar de las frutas e quema muy rápidamente, por tanto la fruta es el dulce más sano que podamos tomar.

La naturaleza nos regala el mejor de los dulces: la  fruta.

 

                                                           Rosana Ferre Blanquer