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El dolor de estómago presenta una sintomatología adversa muy variada y cuyas diferencias entre una persona y otra depende en gran medida de la patología desencadenante o de la sensibilidad ante los estímulos que la producen.
Los síntomas generalmente asociados al dolor de estómago temporal o permanente suelen incluir calambres, hinchazón, gases, acidez, náuseas, distensión abdominal, falta de apetito, etc.
En ocasiones estos síntomas pueden producirse después de las comidas o aparecer con el estómago vacío, lo cual puede suponer un factor identificativo para determinar la posible patología asociada, pero estos síntomas no necesariamente implican una afección de los órganos que componen el aparato digestivo porque pueden deberse a situaciones puntuales como una comida copiosa, o por causas inorgánicas no determinadas como el estrés o la ansiedad, cuyas manifestaciones nerviosas pueden somatizarse en el estómago aún cuando se encuentre en perfecto estado de funcionamiento.
El dolor de estomago, también tiene mucho que ver con la comida que ingerimos diariamente, cuando nos dedicamos a comer grasa; el más afectado será nuestro estómago. De igual manera, los irritantes (picante, ácida) son otro detonante para este tipo de malestar y por eso mismo, necesitamos encontrar la manera de evitar este tipo de alimentos.

Causas y tratamientos para el dolor de estómago:

– La Indigestión es la causa más frecuente que interviene en las molestias estomacales y suele producirse por hábitos incorrectos en el comer, como ingerir demasiados alimentos, combinar platos incompatibles en una misma comida, intolerancias alimentarias, etc.
Los síntomas suelen desaparecer al día siguiente o en unos pocos días sin que se precise recurrir a un especialista.
– El nerviosismo que producen algunos estados críticos como el estrés o la ansiedad pueden producir inapetencia en algunas personas y molestias estomacales como consecuencia del estado de tensión.
En estos casos la función del aparato digestivo no se encuentra afectada y para solucionar el problema debe atenderse el desorden nervioso que lo origina pudiendo requerir tratamiento previa supervisión del especialista médico.
– Intoxicación alimentaria: En caso de ingerir alimentos en mal estado o contaminados por microorganismos patógenos, produciendo gastritis si sólo afecta al estómago, o gastroenteritis si el intestino también se encuentra afectado y los síntomas habituales pueden incluir dolor de estómago, vómitos y diarreas.
El tratamiento debe suministrarlo un especialista.
– El sobrepeso y la obesidad también se señalan como causantes en los dolores de estómago recurrentes, pues el tejido adiposo puede extenderse a las zonas periféricas del aparato digestivo comprimiendo los órganos y dificultando su función.
Suele manifestarse en acidez y ardores estomacales por reflujo gastrofaríngeo que puede tratarse con protectores y antiácidos pero que sólo aportan un alivio temporal, pues para un restablecimiento completo se requiere mantener el peso dentro de los límites normales determinados por la constitución física y edad de la persona.
– La úlcera de estómago produce dolores agudos y persistentes en la mayoría de los casos que se agravan en función de la afectación de los tejidos y que también pueden estar acompañados de dispepsia abdominal e inapetencia.
Algunos factores de riesgo que requieren atención inmediata son los vómitos y deposiciones sanguinolentas, pues ambos son indicativos de una hemorragia interna.
– El cáncer de estómago no siempre tiene que ir acompañado de dolor, especialmente en las etapas tempranas de la enfermedad cuyos síntomas son confundidos generalmente con patologías menos graves o trastornos de la digestión, por lo que se debe acudir al médico cuando se presenten molestias gastrointestinales recurrentes sin causa asociada justificable.
– Otros órganos del sistema digestivo (hígado, páncreas, intestino, etc.) también pueden producir dolor de estómago cuando no funcionan correctamente interrumpiendo el ciclo normal de la digestión y el tratamiento variará en función del origen del problema que determinen los análisis.

Remedios caseros para el dolor de estómago:

Os dejamos una serie de remedios que pueden ser muy útiles para las personas que buscan una manera de calmar este dolor sin tener que estar ingiriendo medicamentos, donde a veces pueden causar un mayor malestar.

1. Té de manzanilla
La infusión o té de manzanilla, resulta perfecto para poder calmar el dolor estomacal que tengamos, se debe resaltar que la manzanilla ayuda a relajar nuestro estómago, principalmente la “boca” del estómago.

2. Caldo de pollo
El caldo de pollo ayuda a relajar el malestar estomacal; no obstante, debemos quitarle la grasa, es algo indispensable. Debemos tomar caldo de pollo durante 3 horas después de haber tenido problemas o malestares estomacales. Debemos agregarle limón, debido a que ayudará a eliminar la grasa y también cuando se ingiera, nos servirá para eliminar las afecciones que tenemos dentro del estómago.

3. Compresa caliente en el abdomen
Cuando tenemos dolor en la zona abdominal, debemos colocar una compresa de agua tibia en la zona donde más duele. La dejaremos 15 minutos y si el dolor prevalece, volveremos a calentar más el agua.

4. Canela, anís, menta y albahaca
Mezclar una cucharada de canela, anís, menta y albahaca, en medio litro de agua y hervir durante 10 minutos. Tomar una taza cada media hora hasta que desaparezcan las molestias.

5. Bicarbonato de Sodio
Si a la vez que tenemos dolor de estómago, sentimos ardor, es bueno preparar un antiácido natural. Para ello en medio vaso de agua añadimos zumo de limón el cual contiene el PH ácido que necesita la mucosa estomacal y es un excelente paliativo, y le añadimos una cucharada pequeña de bicarbonato de sodio.

Recomendaciones en el tratamiento del dolor de estómago:

1. Reducir el consumo de café, bebidas con gas, tés y alcohol entre otras sustancias excitantes que producen irritación en el tejido estomacal.
2. Beber abundante agua fuera de las comidas para mantener hidratada la mucosa y balancear el ph previniendo la acidez.
3. Evitar las comidas copiosas en la medida de lo posible para evitar sobrecargas en la digestión.
4. Evitar la mezcla de alimentos incompatibles en una misma comida (como las grasas con hidratos) que favorecen la fermentación incrementando la producción de gases con las consecuentes molestias que ocasionan.
5. Evitar hacer la digestión tumbado, recostado o realizar ejercicios de fuerte impacto durante el transcurso de la misma, la actividad más recomendable después de una comida es una suave caminata o de no ser posible, permanecer sentado en su defecto.
6. No ingerir alimentos que no provengan de establecimientos confiables o que pudieran estar expuestos a fuentes de calor u otras condiciones no propicias para su almacenamiento.
7. Masticar con más frecuencia y despacio. Esto ayuda a que los trozos de alimentos que ingerimos sean más pequeños y más fáciles de digerir.
8. No fumar. El tabaco puede debilitar el recubrimiento estomacal, el cual protege al estómago de los ácidos que se puedan producir en la digestión.
9. Realizar ejercicios de respiración. Esto contribuye a reducir el dolor, el estrés y ayudar en la digestión.
10. Llevar ropa cómoda y no apretada.