Seleccionar página

La oxitocina, también llamada la hormona del amos es tal y cómo estudiamos en la noticia anterior, una hormona y un neurotransmisor que fomenta los lazos afectivos, el instinto protector, la empatía y la capacidad de amar y sacrificarnos por los demás.

Una sustancia que nos hace más humanos, más sociales, más afectivos,… ¿no sería una gran idea que estuviera más alta en todos nosotros?

Es una sustancia que parece que aunque nuestros científicos han sido capaces de sintetizarla, cuando la ingerimos de manera oral, no produce en nuestro cuerpo los efectos deseados, como si la sabiduría del cuerpo no reconociera otra oxitocina que la que él mismo fabrica. Por tanto, tomarla oralmente no funciona, en cambio parece que al ser inhalada o inyectada sí ofrece resultados positivos. No obstante, no es nuestra intención fomentar el consumo de nada, sino justo al contrario, la intención de este artículo es ayudar a que cada uno de nosotros estimule a través de las emociones su propia producción de oxitocina para así sentirse más amado, más querido, más integrado y más sereno, en definitiva, más feliz.

Y ¿qué podemos hacer para que nuestro cuerpo produzca mas oxitocina?

Terapia de los abrazos: hoy en día cada vez hay menos contacto físico entre los seres humano, las relaciones parece que se vuelven más cordiales y más frías a la vez, pero los abrazos y el contacto físico es necesario para el ser humano. Por este motivo cada vez hay más talleres de autoayuda donde se inserta un ejercicio que consiste simplemente en que los asistentes se den abrazos afectuosos. Al principio uno se siente torpe y rígido, pero con forme vamos recibiendo abrazos las personas se desinhiben y empieza a fluir de manera natural, la oxitocina sube, y al final del ejercicio el grupo está más unido y cohesionado que si hubieran trabajado juntos semanas.

Evidentemente no es necesario apuntarse a ningún taller, basta con que nos demos más la mano, nos abracemos más, nos demos más muestras de amor. No hay mejor manera de cuidar nuestras relaciones afectivas que demostrando dicho afecto con la palabra y el contacto físico.

Rodearse de niños, enfermos, personas mayores o animales de compañía: se que al leer este punto uno puede sentir que estamos poniendo en el mismo saco cosas que no tiene nada que ver, pero tanto los niños pequeños, como los enfermos o ancianos o los animales de compañía tiene un factor común: necesitan que los atendamos y cuidemos.

Estar con niños despierta nuestro instinto paternal y maternal, necesitan constantemente que los atendamos y cuidemos, ciertamente puede ser duro a veces, pero cuando luego no están uno se siente triste y no sabe por qué. Bien conocido en psicología es el síndrome del nido vacío, cuando nuestros hijos crecen y se van de casa, muchos padres y madres llegan incluso a entrar en depresión, aquí confluyen muchos factores pero hay uno en especial que nos puede afectar mucho y es que de pronto no tenemos a quien cuidar, nuestros niveles de oxitocina bajan y nos sentimos tristes. Es cuanto menos curioso ver que muchas mujeres en este punto empiezan a cuidar del marido como si fuera un hijo, o se traen sobrinos a casa, …

Mucha gente deprimida ha encontrado alivio a su estado de ánimo entrando a trabajar en ONGs o empezando a cuidar enfermos, os dirán que eso les ha hecho sentirse útiles, se han sentido necesitados por alguien y eso hace que el ser humano le otorgue un sentido a su vida, a su día a día, se sienten necesitados, y también queridos, su nivel de oxitocina ha aumentado.

También podemos observar como hecho muy habitual que cuando una persona se queda sola suele adquirirse un perrito o un gatito, para cuidarlos, les hacen compañía, de nuevo, en este caso tener una mascota a quien cuidar y a quien mimar eleva en nosotros nuestros niveles de oxitocina, convirtiéndose en muchos casos en una magnífica terapia.

En definitiva podríamos decir que un comportamiento humanitario, hacer el bien a otra gente es beneficioso en primer lugar para uno mismo, pues le va a hacer sentir mejor, le está elevando los niveles de oxitocina al tiempo que le añadimos sentido y razón de ser a nuestra existencia.

Tomar baños, la aromaterapia, los tratamientos corporales y los masajes: la piel es nuestra puesta de entrada al contacto humano, toda aquella terapia que se aplique sobre la piel también ayuda a aumentar nuestros niveles de oxitocina: un buen masaje terapéutico, un masaje relajante, mejor, un masaje relajante con aceites esenciales, un baño con aromaterapia,… son técnicas que van a producir una sensación de relax y bienestar sobre nuestras terminaciones nerviosas hace aumentar directamente nuestros niveles de oxitocina.

Querernos: no solo aumenta la oxitocina cuando queremos y cuidamos a otros, también cuando nos queremos y cuidamos a nosotros mismos, por este motivo cuidarnos la alimentación puede ser un gran regalo, cuando nos hacemos un gran plato de vegetales y de manera consciente sabemos la gran cantidad de nutrientes que estamos ingiriendo y el bien que le van a hacer a nuestro cuerpo, es decir, cuando comemos con consciencia nos estamos queriendo. Cuando nos regalamos una tiempo de escuchar buena música, no oírla, sino escucharla, tener los cinco sentidos puestos en la música y dejarnos emocionar por ella, nos sentimos mimados por nosotros mismos y también sube la oxitocina. Cuando nos regalamos una tarde de lectura, una tarde con un buen libro entre las manos y nuestra mente en la realidad a la que el libro nos transporta, también estamos sintiendo que nos mimamos y nos queremos. Cuando nos arreglamos, nos damos una buena ducha y nos ponemos guapos, nos acicalamos, cuidamos de nuestra piel, nuestro aspecto, nos vestimos con ropa que nos sienta bien,…. nos sentimos que nos hemos cuidado y nos vemos más bellos, y eso también aumenta nuestros niveles de oxitocina. Cuando arreglamos nuestra casa, no limpiamos nuestra casa sino decoramos nuestro hogar, y compramos un ramo de flores para la cocina, o iluminamos el salón con tejidos de colores, en definitiva cuando creamos un entorno en el que nos sentimos bien, también sentimos que nos estamos mimando y también suben nuestros niveles de oxitocina. Regalarnos una cenita, una salida al campo, ver una buena película, un paseo por la playa… todo aquello que vivamos como un regalo para nosotros nos hará sentirnos más felices. Pero para que todo esto funcione hay que ponerle conciencia e intención, hemos de ser conscientes de que nos estamos regalando tiempo de calidad, relax, actividades lúdicas que nos gustan,… hemos de vivirlo como que nos cuidamos y nos queremos mucho y por eso nos damos esos mimos.

En definitiva, mostrar afecto y querer a los demás y mostrarnos afecto y querernos a nosotros mismos, es la manera más eficaz de subir nuestros niveles de oxitocina y sentirnos por tanto más felices.

Rosana Ferre