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La Borraja, borago officinalis, una planta humilde, crece fácilmente de manera silvestre, es una planta conocida desde siempre por nuestros mayores, y lamentablemente olvidada e incluso despreciada en la actualidad. Una planta sencilla, humilde, que esconde un grandísimo poder nutritivo. Un gran alimento y una gran medicina.

Lamentablemente el saber popular respecto a los usos de las plantas se ha perdido en gran medida, hoy en día todos hemos oído el refrán “acabar en aguas de borraja”, utilizado para afirmar que al final de una situación peliaguda todo acabó con normalidad, esta frase, hace referencia a que la borraja era un alimento habitual y normal en las casas, usado como una verdura habitual en la cocina, lamentablemente, ahora asociamos muchas veces la borraja a una mala hierba y hemos dejado de usarla en la actualidad en la mayoría de pueblos, en otros como en la comunidad de Aragón sigue formando parte de sus platos típicos, pero en el resto de España, prácticamente la hemos olvidado, o la tenemos asociada a la comida de pobres o forraje para los animales.

En cambio, ahora volvemos a ella, volvemos a estudiarla y están apareciendo muchos estudios universitarios que hablan de ella como de superalimento, debido a la gran cantidad de nutrientes que nos aporta. De nuevo, los estudios actuales avalan los usos populares largamente utilizados por nuestros ancestros.

La borraja es utilizada desde los tiempos de los griegos y los romanos (que tengamos datos escritos de ella, seguramente su uso podríamos datarlo mucho más antiguo), Dioscórides ya la menciona en el siglo I como bulgossa, dice que cocidas sus semillas y raíces con vino se tomaba para las fiebres, también se la consideraba una planta “cordial”, añadidas sus hojas al vino alegraban el corazón. Se decía de la Borraja que “purgaba el humor melancólico, fortificaba la virtud vital y alegraba el ánimo afligido y atribulado”.

La borraja fue utilizada en las cocinas reales del siglo XV tal y como escribe Ruperto de Nola, cocinero de Fernando el Católico, en su libro “cozina” en una receta “Un potaje llamado Jota”. Bernardo de Cienfuegos, autor de la obre “Historia de las plantas” nos explica en su obra que en el siglo XVII el uso y cultivo de la borraja estaba muy extendido en la zona del Ebro. En su obra explica que se pueden usar sus hojas, tallos y flores para comer y que invierno, a falta de la parte externa de la planta también se pueden rayar sus raíces que se hierven y preparar con ellas confituras y escarcharlas con azúcar.

Vemos pues que a lo largo de la historia la borraja ha sido muy conocida y utilizada tanto en cocina como por sus propiedades medicinales. Los estudios científicos actuales sobre las plantas avalan dichas propiedades:

La borraja es rica en ácido salicílico, que como ya sabemos es el principio activo de la aspirina y que es el que le otorga su propiedad antipirética, es decir para bajar la fiebre.

La borraja es muy rica en omegas, fósforo y vitaminas del grupo B, nutrientes principales de nuestro sistema nerviosos, por ello, es un maravillosos reconstituyente tanto de nuestro sistema nervioso como del hormonal, ambos responsables de nuestro estado de ánimo, con lo cual, y más añadidas al vino, justifican su uso para “purgar el humor melancólico y alegrar el ánimo”.

La borraja es una fuente de nutrientes maravillosa, es muy rica en betacarótenos y vitamina A, lo cual la convierte en un gran remedio para la ceguera nocturna (la falta de visión nítida en blanco y negro), para la piel y las mucosas, además, también es muy rica en mucílagos lo cual en sinergia con la vitamina A la convierte en un remedio regenerador de mucosas muy potente, indicado para gastritis, enterocolitis, toses secas, faringitis,… en general para todas las inflamaciones o sequedades de nuestras mucosas, tanto digestivas como respiratorias. Además es emoliente, que de nuevo unido a las propiedades reepitelizantes de la vitamina A, la convierten en un gran remedio para todos los procesos de piel: heridas, irritaciones, dermatitis,…

La borraja es muy rica también en vitamina C y las semillas ricas en omegas, esto la convierte, en especial a su aceite (el aceite que se extrae de sus semillas) en un potente antioxidante, preventivo del deterioro y el envejecimiento precoz de nuestros tejidos. Por ello este aceite es muy usado en cosmética para mantener una piel joven tanto en uso tópico, como vía oral.

La borraja es muy rica en fibra soluble, fibra blanda que ayuda a crear un bolo fecal más grande pero muy blando, perfecto para ayudar a regular el tránsito intestinal, y tratar el estreñimiento incluso en los casos de fisuras, hemorroides, pólipos intestinales, y demás patologías en las que la fibra insoluble puede estar contraindicada. Es por tanto un laxante sin ningún efecto adverso. Además al ser rico en mucina, ayuda a restablecer la mucosa intestinal. La fibra, junto a su bajo poder calorífico, (21 kcla/100g), convierten a al borraja en una aliado muy bueno para las dietas de adelgazamiento, para evitar el sobrepeso y para los diabéticos. Una gran fuente de nutrientes y salud a un coste calórico bajísimo!!

Es muy rica en Calcio, Potasio y Fósforo, indicada para los huesos. Su contenido en agua es elevado y junto al potasio otorgan a la borraja propiedades diuréticas y sudoríficas, por tanto también una gran depurativa. Muy rica también en Hierro (más que las espinacas).

El aceite de borraja se extrae de la presión de sus semillas y es muy rico en ácidos grasos insaturados, especialmente en a-linolénico, que ha demostrado ser un agente antiinflamatorio poderoso, muy recomendado para calmar dolores articulare, musculares, y en especial para aliviar el dolor de la artritis reumatoide.

El aceite de borraja es muy utilizado también en el climaterio y la el síndrome premenstrual, en estos momentos el nivel de prostaglandinas es muy bajo y los mineralocorticoides suelen estar altos, el ácido  a-linolénico ayuda  aumentar el nivel de prostaglandinas y es un inhibidor de la secreción de mineralocorticoides, esto, unido a su poder antiinflamatorio, hace que la borraja equilibre maravillosamente los síntomas del síndrome premenstrual. Es un regulador del ciclo femenino, emenagogo y es utilizado para aumentar la fertilidad femenina. También la lactancia, pues su cantidad de nutrientes enriquece muchísimo la leche materna.

Los ácidos poliinsaturados han demostrado sus efectos beneficiosos sobre el sistema inmunitario, el ácido linoleico se suele suplementar en enfermedades autoinmunes para regular la función del sistema inmune.

El aceite de borraja, debido a su gran cantidad de grasas poliinsaturadas ayuda a rebajar el colesterol LDL, el llamado popularmente, “malo”, mantiene las arterias elásticas y previene la aglomeración e trombos, previniendo así la hipertensión y protegiendo nuestro corazón.

Además se sus múltiples cualidades medicinales, hemos visto que la borraja es una fuente de nutrientes maravillosa, por ello también es muy utilizada en cocina. Aunque su uso entró en declive y pasó de ser una planta habitualmente utilizada en cocina a considerarse el alimento de los pobres, o una “sopa vulgar”, en la actualidad debido a sus propiedades nutricionales, muchos grandes gourmets empiezan a incluirlas en sus recetas. En Aragón la borraja forma parte de sus platos típicos, la sirven de mil maneras, su cocina es muy sencilla, basta con hervir sus hojas y tallos, se puede presentar en potajes con patatas, aliñada con aceite de oliva,….. incluso como postre, los tradicionales Crespillos de Barbastro, donde las hojas se rebozan, se fríen y se sirven con azúcar o miel. De la Borraja se come todo, sus hojas y tallos, pero también sus raíces y hasta sus flores, muy utilizadas en ensaladas y para decorar platos culinarios.

Como todo en la vida, de la borraja tampoco hay que abusar, contiene principios tóxicos en muy pequeñas cantidades pero que evidentemente si abusáramos de ella de manera diaria acabarían dañando nuestra salud. La borraja contiene alcaloides pirrodizínicos que en dosis altas son dañinos para el hígado.

Rosana Ferre