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Las ortigas son plantas cuyas propiedades medicinales se conocen desde la antigüedad. Fueron muy utilizadas especialmente en la edad media. Las ortigas se asociaban al planeta de Marte, el guerrero.

En la antigüedad y la edad media, no se conocían los principios químicos que otorgaban sus propiedades a las plantas medicinales, pero eran grandes observadores, y sabían que sabores iguales o parecidos solían conferir a la planta propiedades semejantes, olores parecidos, debían estar causados por un origen común y por tanto deberían tener aplicaciones para las mismas dolencias. De igual modo, formas de crecimientos de las plantas parejos deberían estar causados también por elementos similares. Hoy en día la química y la biología nos dicen cuales eran esos principios o elementos comunes, que otorgan sabores parecidos a plantas distintas o olores similares, etc., pero en la antigüedad no se hablaba de principios o moléculas químicas, sino de elementos o fuerzas. Los elementos son los famosos aire, agua, tierra y fuego, las fuerzas son los planetas (no usados como astrología o planetas físicos sino como fuerzas con características propias). En esta línea de pensamiento, las ortigas pertenecen al planeta Marte. Marte es la fuerza de la guerra, es agresividad, provoca luchas, enfrentamientos, e inflamación, pero también otorga fuerza y coraje. Si observamos las ortigas veremos que sus hojas y tallos están recubiertos por pinchos finísimos, que al entrar en contacto con la piel, nos pinchan, su fina punta se rompe y secretan entre otras sustancias el ácido fórmico, altamente irritante. Estos pinchos, recuerdan a espadas, flechas o cuchillos, y el hecho de que se claven y agredan a quien les toca recuerda el belicismo y una actitud cuanto menos agresiva. No era de extrañar que las ortigas se estudiaran como poseedoras de la fuerza de Marte. Marte rige las inflamaciones, y las pantas regidas por esta fuerza se daban para tratar los estados inflamatorios de los pacientes. Y de nuevo, los antiguos no erraban, las ortigas son altamente antiinflamatorias, hoy en día se usan con mucho éxito para tratar inflamaciones óseas, musculares y tendinosas.

Las ortigas pertenecen a la fuerza de Marte y al elemento Fuego, de hecho si las pasamos por la piel, esta se pone roja y caliente. El Fuego es el elemento de Marte y de la guerra, con lo cual estas propiedades antiinflamatorias se ven potenciadas, al mismo tiempo que el fuego otorga a las ortigas propiedades tónicas, reconstituyentes, ponen a quien las consume más fuerte, y de nuevo esta es otra de las propiedades de las ortigas: las ortigas son muy ricas en minerales, y vitaminas, especialmente en Hierro y Calcio, son muy útiles para ayudar en el tratamiento de la anemia ferropénica, y son una planta maravillosa para regenerar huesos y cartílagos.

Sigamos observando: las ortigas, aunque pueden crecer en casi todos los suelos, prefieren los suelos calcáreos, en nuestras montañas, sierras de rocosas y calizas, la ortiga se encuentra en su hábitat. Son plantas que se alimentan de las rocas a las que cogen su calcio inorgánico y lo convierten en calcio orgánico, es por ello que el calcio de las ortigas es uno de los más asimilables para el ser humano, al ser un calcio que proviene de una planta, la planta lo ha convertido en orgánico, y por tanto es muy fácil de digerir y asimilar. Es por este motivo que el calcio de las ortigas es el que más se suele dar a niños en épocas de crecimientos o a ancianos que tienen un estómago delicado y que cualquier otro suplemento de calcio les sienta mal a su digestivo. Atención: no lo damos en cambio a embarazadas, pues las ortigas pueden ser uterotónicas.

¿Qué sabemos hoy en día de las ortigas? Las ortigas son ricas en ácido fórmico, histamina, flavonoides, clorofila, taninos, resinas, silicio, mucílagos, vitaminas, acetilcolina, calcio, hierro, potasio, serotonina, secretina y glucoquinonas.

Existen dos grupos de ortigas, la urtica urens o menor, también conocida como la blanca y la urtica dioica, o mayor, también conocida como ortiga verde que es la que posee mayores propiedades terapéuticas.

Las ortigas son muy conocidas por sus propiedades diuréticas y depurativas, son ricas en potasio y otros ácidos orgánicos, que favorecen la diuresis a nivel renal, por este motivo pueden ser una ayuda en la limpieza de arenilla en los riñones e incluso para ayudar a remover piedras. Al favorecer la diuresis ayudan a eliminar el ácido úrico y favorecen el drenaje del reuma y la gota. (Siempre por supuesto unido a la dieta adecuada). Hoy en día se usa también con mucho éxito para rebajar la hiperplasia benigna de próstata.

Las ortigas son remineralizantes, son una fuente de vitaminas y minerales importantes, por este motivo su uso es muy extendido no solo como tratamiento sino también como alimento, Las ortigas se pueden integrar en nuestra alimentación. Basta con recogerlas (cuidado, siempre con guantes) y dejarlas a remojo 24 horas, después ya se pueden manipular sin miedo, han perdido su factor irritante (está en el agua, ese agua hay que desecharla). Las ortigas se pueden consumir en purés junto con otras verduras, en ensaladas, o en sopar y caldos, serán un aporte extra de nutrientes importante.

La secretina de las ortigas es uno de los mejores estimulantes de la digestión, favorece la secreción de jugos digestivos. Y su aporte en  mucina, hace que las heces sean más voluminosas con los que facilitan el transito y expulsión de las heces por el colon, siendo un laxante suave, inofensivo (e puede utilizar en casos de hemorroides, fisuras, pólipos, etc.) y efectivo.

Las ortigas contiene glucoquinonas que son sustancias que bajan el azúcar en sangre. Las personas diabéticas que estén tomando su tratamiento médico para controlar la glucosa en sangre no deberían tomas ortigas pues potenciaría el efecto de la medicación que están tomando y podría resultar excesivo, provocando bajones de azúcar.

Aunque las ortigas provocan erupciones en la piel, curiosamente también las curan, es conocido el remedio de frotar ortigas sobre dermatitis crónicas, provocamos una reacción en el cuerpo que en ciertos casos ayuda a eliminar el proceso anterior ya cronificado. Pero además tomadas de manera oral, las ortigas son potentes depurativas y aportan minerales que pueden favorecer la curación de ciertas dermatitis. De hecho, hoy en día se elaboran muchos jabones de ortigas que van muy bien para ayudar al tratamiento de las pieles grasas, el acné y los eccemas (especialmente los húmedos).

Los champús de ortiga son ampliamente utilizados porque nutren el cabello, aportando más fuerza y volumen, y también para las dermatitis del cuero cabelludo, la caspa y hay quien dice que se le cae menos el pelo usando champús de ortigas.

La ortiga es hemostática, ayuda  a frenar las hemorragias. los caldos de ortigas eran muy utilizados antiguamente por las matronas, después de dar a luz daban a las parturientas caldos de ortigas porque al ser uterotónicas ayudaban a que el útero se contrajera ayudando así a eliminar cualquier resto de placenta o tejidos y a que el útero vuelva a su tamaño normal. Al ser hemostática ayudaba a evitar derrames y sangrados postparto y aportaba nutrientes y minerales que ayudaban a recuperarse más rápido a la nueva mamá. Además las ortigas son ligeramente galactógenas, con lo que también favorecían la subida de la leche. Es una pena que este uso del caldo de ortigas hoy en día se haya perdido.

Las ortigas son  muy buenas también como antiinflamatorias, para el tratamiento de lumbagos, y el dolor de ciática. En la antigüedad se azotaba a los pacientes con ortigas la parte baja de la espalda para aliviar las lumbalgias (y también en las nalgas y bajo vientre a los hombres para potenciar su vigor sexual)

Además de las ortigas se fabricaban telas (la muselina) , papel y tintes.

            Así pues vemos que las temidas ortigas son una fuente de salud y beneficios para aquellos que no se dejan intimidar por sus pinchos. «Solo los valientes (o incautos) disfrutarán de sus beneficios.»

Rosana Ferre