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El sauce llorón árbol de la sanación y la sabiduría.

El sauce llorón, esté hermoso y elegante árbol de flexibles ramas colgantes que transmite melancolía, ha sido y es un árbol con un gran simbolismo prácticamente en todas las culturas. Su elegancia y belleza ha inspirado a múltiples escritores y artistas, Leonardo da Vici (El sauce y la calabaza), W. Shakespeare (Othello, acto IV, escena III), Gustavo Adolfo Becquer (Rima IX), F. G. Lorca (Mariana Pineda),…

El sauce llorón (salix babylonica) es un árbol alto, que alcanza fácilmente los 20-25 metros, su tronco tiene una corteza marrón grisácea con grandes propiedades medicinales. Sus ramas flexibles y largas caen melancólicamente hacia el suelo, y sus hojas alargadas verde plateadas aumentan esta imagen de belleza y tristeza a la vez.

Este árbol ha estado asociado desde la antigüedad a la salud y a la espiritualidad (que antaño solían estar unidas), los antiguos chamanes ya conocían el poder terapéutico de la corteza del sauce capaz de aliviar los dolores y bajar la fiebre, todo chaman o curandero llevaba siempre una bolsita de cuero con corteza seca de sauce para aliviar las dolencias de sus pacientes, incluso se dice de ellos que tenían los dientes oscuros de tanto mascar la corteza de este árbol. En la tradición de los indígenas americanos, las propiedades calmantes y febrífugas del sauce eran también muy conocidas.

Las propiedades medicinales del sauce se mencionan en muchos textos antiguos desde Ásia, Egipto, África y América. Las propiedades medicinales del sauce fueron descritas ya por Hipócrates y Galeno. La corteza del sauce contiene la salicina, principio activo que le confiere las propiedades analgésicas y febrífugas. En 1828 el químico Raffaele Piria consigue separa el ácido salicílico de la corteza del sauce. Posteriormente en 1897 Felix Hoffman crea una versión sintética de este ácido, el ácido acetil-salicílico que acabará convirtiéndose en el actual medicamento de la aspirina.

Pero no solo fue uno de los remedios más utilizados para calmar el dolor, sino que este magnífico árbol era también símbolo de la sabiduría, los chamanes, curanderos y brujos solían sentarse a meditar bajo sus ramas pues se decía que el sauce tenía la capacidad de conectar este mundo con el mundo de los espíritus o con el más allá. Por eso aquellos que necesitaban respuestas se sentaban bajo sus hojas a escuchar, y el susurro del viento al pasar entre las hojas del sauce se convertía en palabras que les daban guía o consejo. Todos recordamos a la abuela sauce de Pocahontas ¿verdad? Incluso se dice que Lao Tsé, fundador del budismo, solía meditar también bajo las ramas de un sauce.

El sauce llorón, es un árbol lunar (remueve nuestras emociones más profundas), está regido por la energía Ying, femenina, de nuevo actúa sobre la parte de nuestras emociones y nuestro subconsciente, y su elemento es el agua, emoción y vulnerabilidad. Estas son pues sus cualidades a nivel emocional. Es por este motivo que el sauce está asociado también al mundo de los sueños, la intuición y el encantamiento.

Se habla de él en la mitología griega asociándolo a la magia y la hechicería. Los indígenas americanos poseen una leyenda donde el sauce da respuestas a través de los sueños a una joven atormentada por el sentido de la vida. En la cultura celta, el sauce forma parte de sus 21 árboles sagrados y su simbología es el encantamiento y la melancolía.

Eduard Bach también captó el poder del sauce. A partir del sauce se prepara el elixir floral Willow, indicado a personas que se sienten tristes, que han quedado atrapadas en la tristeza y en la melancolía y que han perdido la capacidad de sentirse felices porque sienten que el mundo se les ha vuelto en contra, viven su vida con el filtro de la tristeza y la melancolía que no les deja apreciar que también le ocurren cosas buenas. El elixir floral del Willow, les devuelve su fortaleza de ánimo y les permite dirigir su vida activamente, en lugar de dejarse llevar por su melancolía.

 

Rosana Ferre