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La agricultura ecológica nace por la preocupación, por un lado de la tierra y el medio ambiente, y por otro de la calidad del alimento que tomamos.

La agricultura ecológica trata al suelo como un ente viviente, se preocupa de respetar al máximo la diversidad del suelo, evita la contaminación y se preocupa por afectar al mínimo en la contaminación y alteración del medio ambiente. Utiliza las plantaciones rotativas donde se van labrando trozos del terreno pero también se van dejando terrenos sin labrar periódicamente para que en ellos pasten los animales y así dejan a la tierra descansar y la reabonan para que esté más rica en nutrientes para la siguiente cosecha.

Se utilizan cultivos combinados, pensemos que cada verdura o planta que plantamos consume del suelo nutrientes, si una verdura consume más hierro, otra más potasio o sodio, los cultivos combinados no agotan tanto al suelo como si hacemos un cultivo único y sin dejar descansar a la tierra, sembramos siempre lo mismo, al final el suelo se empobrece mucho. En la agricultura industrial, donde normalmente se labran grandes extensiones siempre con el mismo cultivo, lo que se hace para evitar la pobreza del suelo es utilizar abonos químicos, normalmente caros y por supuesto no naturales, que al caer al suelo pasarán después a ser absorbidos por las plantas.

La agricultura industrial utiliza asimismo grandes cantidades de pesticidas para evitar plagas, pesticidas que también pasaran a formar parte de las plantas cultivadas y después, acabarán en nuestras mesas. La agricultura ecológica no usa pesticidas ni ningún químico, utiliza plantas aromáticas que siembran alrededor de los cultivos que tiene el efecto de atraer sobre ellas a los insectos, para así proteger el cultivo. También utilizan la introducción de ciertos insectos para favorecer la polinización y evitar la venida de plagas y también suelen introducir determinadas aves que se comen a los insectos nocivos que pueden llegar a constituir una plaga. Es decir la agricultura ecológica utiliza los recursos del campo, vegetales, y animales, para crear un microsistema donde los cultivos están protegidos.

La agricultura ecológica garantiza una agricultura sana y alimentos saludables para hoy y para mañana, ya que protege el suelo, el agua y el clima, promoviendo la biodiversidad. No contamina el medio ambiente con agroquímicos ni con cultivos transgénicos.

Uno de los grandes peros que se le plantea a la agricultura ecológica es que la producción por hectárea es menor que en la industrial. Esto es cierto si pensamos en kilos de frutas y verduras, pero no lo es si pensamos en kilos de vitaminas y minerales. Estamos en una sociedad donde la mayor parte de las veces consumimos frutas y verduras de origen no ecológico, esto hace que para llegar a los mínimos de nutrientes necesarios al día debamos de comer grandes cantidades, lo cual lleva también a los excesos de calorías, al sobrepeso, a dar gran cantidad de trabajo a nuestro digestivo y a nuestros órganos depuradores como el hígado y el riñón. Si por el contrario consumiéramos alimentos más ricos en nutrientes, comiendo mucha menos cantidad de comida llegaríamos más fácilmente a cubrir las necesidades nutricionales diarias, lo cual se resume en que comiendo menos estaríamos más alimentado. Y con ello evitaríamos excesos, engordar y fatigar a nuestro cuerpo con digestiones muy laboriosas para sacar muy poco nutriente y sin embargo mucho tóxico (químicos debidos a la utilización de pesticidas y abonos industriales)

La agricultura ecológica permite a las comunidades producir los alimentos necesarios para alimentarse. Este tipo de agricultura favorece un futuro con una agricultura respetuosa y alimentos saludables para todas las personas. Los alimentos cultivados de forma ecológica tienen mejor sabor y son más sanos. No es necesaria una producción masiva, es necesaria una producción consecuente con lo que se va a consumir y eso lo aporta la agricultura ecológica. Pensemos sino en las grandes cantidades de fruta y verdura que tiramos en casa porque se nos ha puesto mala (habíamos comprado más de la necesaria), la que tiran los grandes supermercados (la que no han vendido) y las grandes cantidades que se tiran porque la producción ha sido excesiva y por tanto los precios caen y el labrados o bien no encuentra comprador, o se la compran a tan bajo precio que no lo merece la pena ni su venta.

La agricultura supone un modelo de producción de alimentos, más respetuosa con el suelo y el medio ambiente y que proporciona alimentos de mayor calidad nutricional y mucho mejor sabor.

Rosana Ferre