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Para la Medicina Tradicional China, todas las funciones fisiológicas se realizan gracias a la acción de la energía que anima la vida de todos los seres a la cual llama “Qi”. Esta energía circula por todo el organismo permitiendo el correcto funcionamiento interno. Mientras que la circulación sea libre, ni excesiva ni deficiente, permanecerá el estado de salud y el bienestar. Según dicha disciplina, el dolor aparece cuando esa energía se bloquea impidiendo la libre circulación. Esos bloqueos pueden deberse a tres posibilidades:

  • Factores mecánicos.
  • Factores climáticos (exceso o insuficiencia de energía Caliente o Fría).
  • Factores emocionales.

El dolor que aparece de forma repentina y que está relacionado con factores mecánicos, es seguramente el más fácil de solventar, no porque sea el menos intenso, al contrario, si no porque su origen no ha comprometido los mecanismos con los que el cuerpo realiza sus funciones. Por ejemplo, el dolor que se produce al doblarse un tobillo aparece de forma repentina ya que se  estiran en exceso los ligamentos de la articulación y es muy agudo. Existe una lesión en los tejidos y nuestro organismo nos advierte de ello con una sensación muy acuciante de dolor. Para la MTC este sería un caso de bloqueo de la energía “Qi”; la lesión de los tejidos impide la libre circulación del Qi y éste se acumula en una zona determinada provocando inflamación y dolor. La MTC propone que en estos casos es necesario “dispersar” esa concentración, mediante la Acupuntura, haciendo que vuelva a su cauce para que pueda volver a circular con normalidad y así desaparece el dolor.

Sin embargo, esta no es la única posibilidad de la aparición del dolor. No siempre la lesión de los tejidos resulta tan evidente y mucho menos aparece de una forma tan repentina. Por ejemplo, el sobreesfuerzo prolongado de un músculo (malas posturas, trabajos repetitivos, falta de tonificación…) puede provocar su contracción permanente o de algunas de sus fibras, generando inflamación interna y la consecuente sensación de dolor. En este caso, la lesión de los tejidos implicados no es grave, ni de urgencia, ni existe una “lesión” real como en el ejemplo anterior del tobillo. Para la MTC volvemos a tener un  caso de bloqueo de Qi que precisa ser dispersado para que desaparezca el dolor pero el motivo por el que ha aparecido es distinto. No obstante, si esta situación se repite continuamente, como es muy común que ocurra, el mecanismo por el cual nuestro organismo es capaz de auto-curar esa contracción continua del músculo, se satura y puede cronificarse. Así, los casos agudos y los casos crónicos, además de aplicar las técnicas de Acupuntura, es necesario utilizar métodos diferentes en cada caso que sean idóneos para eliminar el dolor.

En el proceso agudo, la continua acción muscular de tensión-contracción provoca inflamación interna y un dolor intenso que puede sentirse en un radio de uno o dos centímetros alrededor de la contracción muscular que mejora sensiblemente si aplicamos frío. Si palpamos la zona en busca de la contractura muscular, podemos sentir como ese pequeño “bulto” se deshace al ser presionado. Esto sucede porque las fibras musculares aún no se han vuelto rígidas.  Además podemos observar un aumento de la temperatura local y como una ligera presión provoca rápidamente que la zona se enrojezca debido al aumento de riego sanguíneo sobre la zona. En estos casos, la presión sobre el punto genera una sensación ambigua de dolor y alivio. Para la MTC este caso se considera un bloqueo de Qi por exceso de energía Calor que debe ser dispersada a través de la Acupuntura y la técnica de Ventosas.

Con el paso del tiempo, los músculos que se contracturan repetidamente, pueden convertirse en un problema crónico. Poco a poco la contracción de las fibras musculares se apelmazan y se vuelven rígidas. Desaparece la inflamación local para convertirse en un endurecimiento de las fibras musculares. La zona ya no presenta aumento local de la temperatura, más al contrario, la temperatura local ha disminuido y la zona se nota fría al tacto. Esto se debe a que la rigidez continua de las fibras musculares genera presión interna, que oprime los vasos sanguíneos de su alrededor reduciendo la temperatura local e impidiendo el suministro de nutrientes y oxígeno al músculo. Otro efecto secundario de dicha presión, es que también impide que los residuos provenientes del metabolismo celular sean eliminados del tejido conectivo. De esta forma se acumulan dificultando aún más el aporte sanguíneo al músculo, convirtiéndose esta situación en un círculo vicioso. Para corregir este tipo de  problemas, es imprescindible tanto recuperar el aporte sanguíneo de la zona, para que las fibras vuelvan a nutrirse correctamente y recuperar su elasticidad, como limpiar de residuos metabólicos el tejido conjuntivo. Esto se consigue a través de la Acupuntura, las técnicas de Ventosas, Moxibustión y la técnica de masaje Gua-Sha.

Por lo tanto, dichas técnicas serán complementos ideales a la Acupuntura, para tratar los distintos tipos de dolor provocados por la contracción continua de las fibras musculares.