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Cursos de naturopatía

Una vez tuve un sueño…”Vivíamos todos en casitas en el campo, al amanecer, con la llegada de las primeras luces empezaba a verse movimiento, había personas que bajaban a los campos, cantando y riendo, otras personas empezaban a laborar manufacturando objetos, ropas, ungüentos y remedios, otros empezaban a cocinar, los niños a corretear y jugar. Con forme avanzaba la mañana empezaba la educación de los niños, se les enseñaba a observar la naturaleza, sus cambios, sus dones, todo lo que nos ofrece, el alimento, el abrigo, el hogar, etc. Se enseñaba a los niños según sus inquietudes y curiosidades. Al llegar la tarde se reunían las familias en torno al hogar, se contaban historias y se compartía el «saber».

Todos nosotros hemos soñado alguna vez con una realidad distinta, tal vez sea un sueño romántico pero, ¿por qué el ser humano siempre sueña con otro tipo de vida? La respuesta es evidente, estamos viviendo una vida desnaturalizada, tal vez no sepamos todavía construir una sociedad distinta, pero sí sabemos que la que tenemos no funciona, hemos perdido nuestra total conexión con la naturaleza.

El mejor remedio para las personas estresadas y deprimidas: Andar por el campo o la playa, en el día a día nos cargamos de iones + (los iones que nos hacen sentirnos mal, tensos y nerviosos), iones de electricidad estática que nos van cargando, la naturaleza, su suelo, la vegetación está cargada negativamente, cuando salimos al campo, nos descalzamos en la playa o en un riachuelo, la tierra funciona como un gran tomatierra, absorbe nuestra electricidad estática, de igual modo que atrae a los rayos cuando hay tormenta, nos descarga, nos destensa y entonces podemos empezar a relajarnos.

En los cursos de naturopatía estudiamos que mejor remedio para el estrés y el insomnio  es tener el cuerpo físico cansado pero la mente relajada. En nuestro día a día solemos cargarnos de problemas y estrés a nivel mental, mientras que no nos hemos levantado de la silla para casi nada, un cuerpo cargado de adrenalina y una mente agitada no pueden tener paz, no pueden tener calma. Salir al campo despeja y abre nuestra mente, la relaja al tiempo tiempo que obliga a nuestros músculos y a nuestra sangre a moverse, quemando el nervio y la adrenalina.

En los cursos de naturopatía nos damos cuenta de que cuando andamos por la naturaleza vemos espacios abiertos, el horizonte, esto nos hace pensar con mayor claridad, estar encerrados entre cuatro paredes hace que nuestro mundo sea muy estrecho, nos encierra, nos agobia, y más si en esas cuatro paredes hay multitud de radiaciones eléctricas (tubos de luz, ordenadores, microondas, móviles, tablets, etc.). Andar al aire libre nos hace tomar perspectiva de lo grande que es el mundo y de la mayor o menor relevancia que puedan tener nuestros problemas, vivir entre cuatro paredes nos obliga a mirarnos demasiado a nosotros mismos, nos vuelve miopes.

Cuando andamos por el campo respiramos aire puro, puro oxígeno, que alimenta y genera energía en la respiración celular de nuestras células, el aire contaminado nos oxida por dentro, el aire puro nos aporta vitalidad, energía.

En la naturaleza, el contacto con el aire libre, los espacios abiertos, el sol, la vegetación, hace que nuestro cuerpo libere endorfinas responsables de la sensación de bienestar y felicidad. Después de un día en el campo los problemas parecen ser menores, el malhumor a desaparecido, la tensión se ha relajado, la adrenalina ha bajado y el cortisol (hormona responsable del estado de ánimo bajo) se ha reducido, mientras que el nivel de endorfinas aumenta notablemente.

En la naturaleza mejora nuestro sistema nerviosos, mejora nuestro sistema pulmonar que se oxigena y limpia, mejora nuestro sistema cardiovascular y nuestra circulación de retorno gracias a la actividad, el sol y el aire puro, mejora nuestro sistema osteoarticular gracias al movimiento, y de nuevo a la acción del sol, suben nuestras defensas, la gente de campo siempre ha sido más robusta y resistente a las enfermedades que la gente de ciudad. Podríamos no para de enumerar los beneficios de la naturaleza tanto para nuestro bienestar físico como emocional.

Además, en la naturaleza encontramos todos los remedios que necesitamos, nuestro organismo está preparado para asimilar nutrientes orgánicos, los nutrientes químicos e inorgánicos no podemos asimilarlos, por ejemplo, podemos asimilar el hierro orgánico de las espinacas o las lentejas, pero jamás el hierro inorgánico, el metal (nadie se comería un clavo), podemos asimilar el calcio de las ortigas, las sardinas o las almendras, pero jamás el calcio de una roca. Nuestro organismo no está preparado para asimilar los químicos inorgánicos (la mayoría de fármacos) pero en cambio absorbe y se beneficia totalmente de las sustancias orgánicas que nos ofrece la naturaleza. En las plantas y alimentos tenemos todos los principios activos que necesitamos, tenemos remedios homeopáticos con los que podemos tratar la mayoría de enfermedades y a todas las personas, tenemos el alimento que nos nutre,…… Nos ofrece la energía del sol que nos aporta vitalidad, fuerza, nutre nuestro sistema nervioso, alimenta nuestra piel, aporta vitamina D para fortalecer nuestros huesos,….

En la actualidad empieza a aparecer una nueva patología el “trastorno por déficit de naturaleza”, es un trastorno asociado especialmente a los niños que viven en ciudades y que prácticamente no tiene contacto con la naturaleza, sufren de hiperactividad, estrés, ansiedad, fatiga crónica, etc. No sólo los niños, el ser humano es el único animal desnaturalizado que vive separado de la naturaleza y todos sabemos que esto nos está haciendo daño, por eso, todos en algún momento hemos soñado con vivir en el campo, es lo natural al ser humano.

                                                                                              Rosana Ferre Blanquer