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Cursos de quiromasaje

La mala circulación en piernas se produce debido a un deficiente trabajo de nuestras venas y de nuestra linfa.

La sangre es impulsada desde el corazón a todo nuestro organismo y desde todo nuestro organismo, los líquidos y las sustancias de desecho han de ser recogidas por nuestras venas y por nuestro sistema linfático. Que la sangre regrese al corazón desde la cabeza, el pecho o los brazos es muy fácil, porque juega a favor la gravedad y porque hay movimiento constante (pensad en los movimientos de respiración por ejemplo) pero que la sangre regrese al corazón desde las pierna es arduo difícil porque ha de viajar en contra de la fuerza de gravedad. Nuestras venas son las encargadas de recoger los líquidos y los residuos, las venas constan de una fina capa de músculo, pero no tienen movimiento por ellas mismas, que la sangre se bombee hacia arriba depende de que los músculos de las piernas se muevan y con su movimiento impulsen la sangre hacia arriba. Cuando estamos mucho tiempo de pie,  quietos o sentados, donde apenas hay movimiento, las venas no pueden bombear la sangra hacia arriba, está se estanca y ejerce presión en las venas de manera que con el tiempo las venas se dilatan, las válvulas de las venas que impiden que la sangre vuelva atrás dejan de cerrar correctamente y es cuando aparece la variz. Cuando aparecen las varices nuestra circulación ya está muy seriamente comprometida.

Pero, nuestra biología que es muy sabia todavía ha creado un sistema alternativo de recogida de líquidos y residuos: la linfa. Los vasos linfáticos son capilares muy finos que sí tienen un movimiento constante de bombeo y que por tanto aún cuando no hay movimiento muscular pueden ir recogiendo e impulsando los líquidos de nuevo al torrente sanguíneo. Cuando la linfa ya se ve sobrepasa de trabajo, empieza a no poder drenar todo el líquido y es cuando aparecen los edemas, la hinchazón de tobillos, piernas y rodilla.

Cuando la circulación en piernas es tan deficiente, las piernas duelen, molestan, se vuelven pesadas y aparece inquietud en las piernas que se acentúa sobretodo con el calor de la cama.

La mejor manera de tonificar nuestras venas y mejorar la circulación de retorno es sin duda alguna el movimiento, el deporte y sobretodo el deporte cardiovascular: senderismo, andar, bicicleta, correr… En nuestros cursos de quiromasaje aprendemos también a tratar la circulación de retorno. Cuando una persona llega con edemas lo más aconsejable es empezar con un drenaje linfático en pierna. El drenaje bombea los líquidos y estimula el trabajo de la linfa de manera que los líquidos se reabsorben muy rápidamente y el edema puede remitir en una sola sesión, pero si no mejoramos también el estado de las venas, a los pocos días vuelve a aparecer. Es por ello que es importante complementar el drenaje con un masaje de conjuntivo o de fascias. El masaje de fascias para la circulación de retorno se aplica sobre el sacro y es un potente estímulo para las venas de las piernas. También podemos ayudar con un masaje circulatorio en piernas que aporta una sensación inmediata de alivio y elimina la sensación de pesadez.