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La fascitis plantar es una patología bastante frecuente, dolorosa y muy molesta que aparece debido a la inflamación de la fascia plantar. La fascia plantar es un tejido que se inserta en la base del talón y de ahí llega hasta la base de los dodos del pie, su función principal es mantener la correcta curvatura del pie y ayudarnos a caminar. En pies cavos, la fascia plantar está acortada, excesivamente tensa, en pies planos por el contrario la fascia está excesivamente laxa, con falta de tono. La fascia funciona a modo de cuerda de arco ejerciendo la tensión justa para que la curvatura del pie sea la correcta. Cuando andamos, apoyamos el pie sobre el talón y la fascia realiza la fuerza de tracción y sujeción sobre la planta del pie, hasta que la pisada pasa del apoyo del talón al apoyo de los dedos.

Cuando esta fascia se inflama, duele, y nos provoca molestias al andar hasta el punto que nos puede llegar a imposibilitar tanto el andar cómo el estar de pie. ¿Qué causas pueden provocar la inflamación de la fascia? La causa más habitual en las mujeres es el uso de tacones, hay muchas mujeres que por norma usan tacones y si van a estar mucho rato de pie (peluqueras, dependientas, etc.) están forzando mucho sus fascias. La fascia plantar está «estirada » por el uso del tacón, y si tiene que estar 8 horas (o más) de pie soportando los 50 o 60 kilos que pueda pesar la mujer, la estamos haciendo sufrir mucho, es habitual que la fascia acabe por inflamarse y provocar la fascitis plantar. También es bastante habitual en deportistas o amateurs del deporte, sobre todo por el uso de mal calzado, cuando por ejemplo hacemos una marcha (de más horas de las que estamos habituados) con un mal calzado, estamos de nuevo forzando en demasía a nuestra fascia plantar, también podemos acabar con fascitis.

La fascitis también puede deberse a malas pisadas puntuales, por ejemplo al subir un escalón, donde apoyemos con fuerza sobre la punta de los dedos y provoquemos un «tirón» en la fascia, lo lógico es que nuestra fascia soporte bien este «tirón», pero si ha sido muy brusco, o la persona tiene un peso excesivo, todo esto puede perjudicar el «tirón» de la fascia que puede llegar a inflamarse.

¿Cómo podemos tratar la fascitis? Lo importante será detectar la causa de la fascitis. Si la causa son los tacones, debemos explicar a nuestra paciente la importancia de usar un buen calzado, de alternar tacón con zapato plano y realizar masajes y estiramientos sobre gemelos y soleo para devolver la elasticidad a estos músculos, ya que el uso continuado de tacones «acorta», tensa y sobrecarga estos músculos. Si la mujer usa siempre tacones, el paso de tacones a zapato plano debe ser muy progresivo, ya que la musculatura de sus piernas y espalda se puede sentir incomoda al principio con el cambio.

Si la causa es el uso inadecuado de zapato para andar deberemos conseguir un zapato que esté lo suficientemente acolchado y en el que la curvatura del pie tenga un buen apoyo. Debemos recordar la importancia de realizar un deporte de manera progresiva, y no someter de golpe al cuerpo a esfuerzos demasiado duros para él, un deporte progresivo nos prepara la musculatura y nos la refuerza, pero realizar un deporte fuerte con una musculatura laxa, es la fuente principal de lesiones musculares.

Es importante así mismo, especialmente en pacientes que han padecido fascitis de manera repetitiva revisar bien el modo en que andan y apoyan el pie, tal y como vemos en nuestros cursos de quiromasaje, un mal equilibrio de la musculatura de la zona sacra (piramidal, obturadores, cuadrado femoral y géminos) puede provocar una basculación adelante o atrás de la pelvis que repercutirá en rodillas, piernas y en nuestro modo de pisar, y del mismo modo, una mala pisada acabará afectando a rodillas, pelvis, y con el tiempo al resto de nuestra espalda, por tanto será importante repasar y reequilibrar la elasticidad y tensión de todos estos músculos para conseguir que el paciente recupere una pisada equilibrada.

En la fase aguda, de inflamación de la fascia, lo más urgente será conseguir rebajar la inflamación, para ello podemos usar cataplasmas de arcilla con miel o hielo, para rebajar el dolor. En nuestro canal de youtube tenemos un vídeo explicando cómo se prepara y se usa la cataplasma de arcilla y cómo podemos aplicar el hielo para una fascitis plantar.

Una vez la inflamación ha cedido, lo suficiente para que nos permita tocar deberíamos realizar un masaje en el vayamos soltando poco a poco la tensión de la fascia plantar, para ello debemos realizar pases en el sentido de las fibras de la fascia, desde el talón a la base de los dedos para elongar progresivamente sus fibras, siempre de manera suave y hasta el límite de dolor del paciente, sin forzar (no queremos inflamar más). Una vez preparada la zona podemos realizar estiramientos de la curvatura del pie y presiones pulgares en la base de calcáneo (el talón) que nos ayudarán a soltar la tensión sobre la fascia y a devolverle su elasticidad. Lo más complicado en el tratamiento de la fascitis es que mientras la inflamación no ceda totalmente, cada vez que apoyamos el pie y descargamos todo el peso de nuestro cuerpo sobre él, la fascia vuelve a sufrir y es muy fácil que se vuelva a inflamar, por tanto es muy importante realizar un venaje de fijación, donde la tira activa del vendaje limite la extensión de la fascia, es decir, nos mantenga el pie ligeramente cavo, para que al apoyar sobre el pie, el peso lo cargue al tira activa y no la fascia, y así podremos pisar ni resentir la fascia hasta que ésta se recupere por completo. Por supuesto, todo el reposo que podamos realizar será descanso para la fascia que acelerará su recuperación.

Visita nuestro vídeo para aprender cómo hacer un autotratamiento para la fascitis plantar.

Rosana Ferre